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jueves, 4 de febrero de 2010

Venezuela, 26 años Pérdidos ( El tiempo que se pierde nunca se recupera)

Venezuela 26 años Perdidos - El tiempo que se pierde no se recupera.

Esta frase de mi Señor Padre siempre ha acompañado mi vida.

Hoy, próximos a cumplir 27 años de aquel 18 de febrero de 1.983, he querido hacer un resumen de lo que ha significado para el país estos últimos 27 años.

Hace muchos años un Jefe me decía que en la década de los 60 y 70 el País poseía un nivel cultural y social envidiado por muchos otros países. La mayoría de la población venezolana tenía sólidos principios y valores, sin importar su nivel económico - social. Es por ello, entre otras razones, que Venezuela fue durante esas décadas un destino muy atractivo para muchos inmigrantes. Hoy en día se puede contemplar lo que queda de las colonias portuguesas, italianas y españolas que llegaron en ese entonces.

Este nivel social que tenía Venezuela, tuvo varios orígenes pero sin duda uno de ellos fue la estabilidad económica de la que disfrutó el país en esos años, con los errores y aciertos de la clase política de turno.


¿Cuando se perdió todo esto?

Hoy en día se hace bastante difícil creer que alguna vez la población venezolana no sólo tuvo principios sino también respeto por sus iguales y por los extranjeros. Desde hace muchos años la descomposición social del País es un hecho, no sólo por lo altos niveles de inseguridad sino también por la práctica de la corrupción y el facilismo, principios que hemos adoptado en nuestra sociedad. Especialmente en estos últimos 10 años de mal llamada revolución.

Este proceso de deterioro comenzó precisamente el 18 de febrero de 1.983, a partir de esa fecha Venezuela entró en un camino oscuro, pleno de inestabilidad económica que más tarde se convertirían en inestabilidades políticas y que terminarían desembocando en la triste y penosa situación por la que atraviesa el país desde 1.999.

¿Cual es el resultado de 27 años de inestabilidad e incertidumbres?

Lamentablemente el resultado es un atraso de dimensiones incalculables y daños irreparables para muchas generaciones, pasadas, presentes y lo más lamentable, para algunas futuras.

Toda esta acumulación de vicios y pérdida de valores forman parte también del manual de procedimientos de muchas empresas privadas sin mencionar el sector público.

Estas empresas, grupos o corporaciones (como se hacen llamar algunas) han hecho sus ganancias mediante prácticas poco éticas y sin principios. Es por eso que hemos visto crecer exponencialmente estos grupos de la noche a la mañana y a esa misma velocidad los hemos visto desaparecer.

Aquellas empresas o grupos que tuvieron durante años una trayectoria impecable que se manejaron bajo verdaderos principios con sentido de sociedad gracias a sus accionistas originales, tarde o temprano también fueron alcanzadas por este mal y con la llegada de nuevas generaciones de accionistas y alta gerencia hoy en día no son ni la sombra de lo que alguna vez fueron o simplemente ya dejaron de existir.

Para agravar más las cosas, no sólo se han perdido principios y valores sino también visión a largo plazo. Este ingrediente de inestabilidad actúa como un catalizador de todo lo mencionado anteriormente.

Las incertidumbres e inestabilidades provenientes de malos gobiernos como el actual asi como agendas ocultas, han sembrado en la mente del venezolano un sentido de corto placismo que costará años erradicar. Producto de esta practica de improvisación colectiva del Estado y la Población, no se han podido echar bases sólidas que permitan un crecimiento económico en el tiempo.

Recién acabamos de salir de 4 años de bonanza, de aparente bienestar colectivo, pero sin duda como tanta veces ocurrió en la cuarta república, esos fueron años de espejismo y mentira sostenida. No me cabe la menor duda que tuvo la única intención de cumplir objetivos oscuros o en el peor de los casos fue como en la cuarta república, otra prueba de la más pura incompetencia e irresponsabilidad para con el País y con las generaciones futuras. Por ello el socialismo del siglo 21 es sólo una versión actualizada de todo aquello que rechazamos del pasado y que en 1.998 usó Chávez como argumento verdadero y poderoso para conseguir, a pesar de ser un golpista y fallido, la Presidencia de la República.

Volviendo al tema de la improvisación y la falta de objetivos a largo plazo, la prueba más convincente y más simple de todo lo anterior, es la crisis actual del sistema eléctrico. Digo actual por que recién ahora en el 2.010 el gobierno reconoció que existe una crisis en el sector, así como en su momento tuvo que reconocer que existe un mercado paralelo de divisas. Sin embargo, desde hace por lo menos dos años, todos hemos sido victimas o testigos de los apagones y fallas a nivel nacional. En donde la culpa era de un escuadrón de la CIA o de los Paramilitares de la finca Daktari de El Hatillo.


¿Cuanto puede durar un país así?

Por el bien de las generaciones que vienen y de las que aun se puedan rescatar, honestamente, espero que no mucho. Todos, absolutamente todos los seres humanos queremos mejorar nuestras condiciones de vida. Eso es un instinto natural e irrenunciable, por ello el socialismo comunismo planteado por este Gobierno al estilo cubano tendrá el mismo fin que el plateado por la URSS en su momento. Este no podrá ser nunca parte del pensamiento de los venezolanos, sólo es apoyado por lo que están saqueando al País y por aquella clase de zanganos, vividores o cómodos que nunca han querido trabajar y producir. Sin embargo, es importante destacar que la interminable búsqueda de mejorar la calidad de vida, debe ser bajo el principio de sociedad y no de individualismos. Ese es uno de los secretos del éxito de los países desarrollados. Lo colectivo priva sobre lo individual no importa quien sea el individuo.

Si todos somos convencidos de querer mejorar y subir nuestra calidad de vida debemos empezar por aplicar este principio y las buenas costumbres que alguna vez fueron nuestras principales características. Debemos comenzar desde ya a revertir estos 27 años de atraso e involución.

Como venezolanos tenemos una tarea muy grande por delante. No tengo la menor duda que es la más grande y compleja a la que se ha sometido el País en toda su historia. Es algo tan importante y urgente que no podemos ignorar y debemos comenzar de inmediato. Cuando digo como país, es porque no es posible que esta tarea se lleve a cabo si el colectivo no está consciente y convencido de esto. Allí también está la dificultad más grande, debemos estar todos unidos para poder llevar a cabo esta tarea. Uds. se imaginan a los alemanes o japoneses después de la segunda guerra reconstruyendo sus países con una división como la que existe hoy en Venezuela?

Lo único magistral e impecable que ha hecho esta revolución ha sido dividir al país. Con un País dividido y con odios no vamos a progresar nunca, si no cambiamos esa situación tenemos el fracaso asegurado.


¿Que podemos hacer?

Ante este descomunal reto, el primer paso es devolver a la población los principios y valores mínimos necesarios para poder funcionar como un país unido que busca el desarrollo y el progreso de todos. Este progreso y desarrollo debe ser constante y permanente a lo largo del tiempo. No es una tarea con fecha de vencimiento, debe ser una forma de vivir y pensar de todos los venezolanos.

Es por eso que es fundamental que cada actor se ocupe de sus responsabilidades y en este sentido, no podemos progresar con un Gobierno decidido a dividir, pelear, perseguir y cazar a todos los disidentes y en especial a la empresa privada. Esta, es en la actualidad uno de los últimos motores que aun mueve la economía de este País de forma natural. Con muchas dificultades pero aun funciona.


Todos aquellos individuos con responsabilidades familiares, empresariales, gerenciales y de gobierno tenemos la obligación de guiar e inculcar a nuestros colaboradores, amigos y familia esos principios y valores perdidos ya hace tanto tiempo.

Carlos Ovalles
Febrero 02, 2010.

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