Si queremos cambiar al país tenemos que empezar reconociendo nuestras fallas y atacar las áreas susceptibles de mejora.
Para nadie es un secreto que como Venezolanos una de nuestras fallas es que somos facilistas y acomodaticios. No hay nada más tentador para cualquier miembro de nuestra sociedad que saltarse una cola bien sea en el cine, en el tráfico y hasta en los colegios privados cuando dejamos a nuestros hijos. No en vano, todo aquello que signifique juego, apuesta y la posibilidad aun remota de cambiar mágicamente y sin ningún esfuerzo nuestra situación, es lo más preciado y apetecido por todos nosotros. Esa fue la escuela dejada por los 40 años de la cuarta república.
Esa debilidad convertida hoy en escuela, ha traído al País las siguientes consecuencias.
En 1.997 y 1.998 la mayoría de los venezolanos apostó a ganador por un grupo de tenientes coroneles del ejército para que llevaran las riendas políticas del País. La mayoría de los venezolanos, lo único que conocían de este grupo eran sus dos fallidas asonadas militares que incluyeron la muerte de muchos venezolanos, como aquellos ya olvidados vigilantes del extinto canal 8. Nadie se preocupó por saber al menos si sus carreras militares habían sido destacadas o que puesto de promoción ocuparon cuando se graduaron en la Academia Militar. Para la mayoría de los venezolanos bastó un discurso ofensivo y violento donde se ofreció freir en aceite la cabeza de los adecos y copeyanos.
Los resultados de la apuesta de 1.998 ( Las Elecciones Presidenciales) por un cambio radical para mejorar el País están hoy, 11 años después, a la vista de todos. El que tenga ojos que vea.
El Chavismo conoce esta debilidad de nuestra sociedad muy bien y la ha explotado al máximo durante estos 11 años de revolución. Los instrumentos por excelencia para ello han sido muy simples.
Las Misiones.
El enriquecimiento descarado de algunos civiles y militares.
A través de las misiones se han comprado votos de todos aquellos compatriotas con menos poder e influencia directa pero que son la mayoría. A través de la corrupción descarada y vergonzosa se han comprado las consciencias de aquellos con poder e influencia y que son la minoría del País.
Ahora en Septiembre tendrán lugar las elecciones de la Asamblea Nacional, y ya estamos viendo como algunos de estos estudiantes que han dado los primeros pasos en la vida política del País, prácticamente manifiestan que quieren ya, de manera instantánea tener un puesto en la Asamblea Nacional. Todo ello sin ningún esfuerzo, sin ninguna preparación política. Igual que cuando los tenientes coroneles sólo por tener unos tanques decidieron que el país era inviable y había que cambiarlo.
Los estudiantes están, según la ley en todo su derecho a postularse. Por analogía una niña de de 13 años según la naturaleza tiene derecho a procrear pero no por ello ese es el camino más conveniente. Esa niña de 13 años aunque biológicamente puede procrear jamás estará preparada para ser madre con todas las responsabilidades que ello implica y sin importar la mejor voluntad que pueda tener.
Estos estudiantes son la prueba de que el facilismo en nuestra sociedad está más vigente que nunca. Honestamente espero que como pueblo hayamos aprendido que las cosas sólo se consiguen con trabajo duro y sostenido. Si seguimos por el camino del facilismo, como sociedad seguiremos siendo una nación más pobre y fracasada en los próximos años.
Carlos Ovalles
miércoles, 14 de abril de 2010
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