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martes, 30 de agosto de 2011

Por Hernán Lugo Galicia. El Nacional


“La destrucción de la FAN” podría parecer el título de una película, pero no lo es. Un análisis hecho por militares activos develó un supuesto plan, dirigido por Hugo Chávez, para controlar y eliminar progresivamente los componentes militares, que serían desplazados por las Milicias Bolivarianas. El Operativo Águila 1, como es conocido, consta de 4 fases: la primera, el control del Alto Mando Militar, vía lealtad política; luego, el desmejoramiento de las condiciones sociales para generar la deserción de profesionales; después, generar un enfrentamiento entre oficiales y suboficiales (ahora profesionales de tropa) y, finalmente, fortalecer las Milicias. La primera etapa del plan, según documentos internos, prevé la designación de generales en puestos clave de la administración pública que cuentan con partidas altas. Allí, el Presidente los obliga a mostrar lealtad al proyecto político y luego los ubica en cargos estratégicos que le permitan dominar la estructura militar. “Si no se subordinan, los aparta”, señalan fuentes castrenses. El caso del general Raúl Isaías Baduel ­indican­ fue uno de ellos, que objetó la reforma de la Constitución en 2007 y terminó preso. Para determinar cómo se instrumenta lo que definen como “la destrucción progresiva”, los oficiales hicieron un seguimiento al Alto Mando Militar, a quienes desempeñaron cargos importantes en la Comandancia del Ejército, los Grandes Comandos y Grandes Unidades de Combate en el caso del Ejército. Un ejemplo es el mayor general Euclides Amador Campos Aponte, nombrado comandante del Ejército después de haber integrado la junta directiva de la Cantv, en 2007, cuando tenía el grado de general de brigada. Un análisis hecho por militares activos develó un supuesto plan, dirigido por Chávez, para controlar y eliminar progresivamente los componentes militares, que serían desplazados por las Milicias Bolivarianas. El estudio incluyó a otros oficiales: el general de división Gerardo José Izquierdo Torres, comandante de la I División de Infantería en Maracaibo, que antes estuvo en Corpoelec; el general de división José Antonio Briceño Moreno, segundo comandante de la División de Infantería de San Cristóbal, antiguo comandante del regimiento Guardia de Honor (2006); el general de división Elvis Enrique Sulbarán Bastidas, comandante de la III División de Infantería y jefe del Estado Mayor de la Guarnición de Caracas, que provenía de la Comandancia de la Guardia de Honor Presidencial (2010), y, por último, el general de división Gustavo Enrique González López, comandante de la Milicia Bolivariana, que fue presidente del Metro de Caracas. Un alto oficial afirma que el Jefe del Estado ha sido astuto, porque si los generales cometen algún hecho irregular, lo usa para someterlos y lograr su lealtad. “El plan ha resultado y por eso vemos cómo terminan siendo operadores políticos, oficiales que irónicamente hablan del artículo 328 de la Constitución ­que prohíbe a los militares obedecer proyectos políticos­ pero que defienden el socialismo y piden seguir a Chávez. El Presidente sabe que una fuerza profesional e institucional rechazaría su proyecto. Se sigue el modelo de Libia, donde se eliminó el Ejército regular y las milicias defienden a Gadafi”. Si el Presidente no consigue la lealtad o teme que puedan “representar un peligro”, los generales son enviados a sus casas o a instancias castrenses de poca importancia. El general de brigada José Francisco Acosta Carles, por ser hermano del ex gobernador de Carabobo Luis Felipe Acosta Carles (hoy adversario), fue designado comandante de operaciones del Ejército, cargo sin soldados bajo su mando y con una pequeña oficina en la Comandancia del Ejército. “No todos los generales están en las roscas”, señalan. La segunda etapa del plan se relaciona con las condiciones sociales de la Fuerza Armada Nacional. Chávez se autodefine como “el jefe del sindicato militar”, sin embargo, durante 3 años no hubo un aumento salarial en los cuarteles. En 2010, autorizó 40% de incremento cuando la inflación acumulada en el último trienio fue de 120%. “¿Cuál es el fin del retardo? Originar bajas. Cada año salen de las filas militares 1.500 profesionales; en 5 años pudieran irse 7.500. Así, se elimina la fuerza regular y se sustituye por las Milicias que obedecen a una ideología y a una persona”, advierten. El Reglamento de Disciplina impide a los militares reclamar mejoras salariales. “Quien lo hace incurre en una falta grave y puede ser dado de baja”, precisan las fuentes. La promoción de oficiales técnicos, más que una medida para suplir las vacantes, ha provocado conflictos en los cuarteles. Los profesionales, graduados en cinco años, no entienden la jerarquía, pues ahora son iguales que los técnicos. La solución sería que la Asamblea Nacional apruebe el nuevo reglamento disciplinario, sin embargo, fuentes castrenses aseguran que la norma no sale para mantener el enfrentamiento interno. “Divide y vencerás es su estrategia”, indican los voceros.

Si Chávez… Fernando Londoño Hoyos



Tranquilos, lectores, que no agregaremos una versión más a las innumerables que circulan sobre la salud de Hugo Chávez. Nuestro trabajo intelectual es distinto. Porque simplemente vamos a suponer que el Coronel está moribundo, lo que es altamente probable, o que sufre de una enfermedad que no le permitirá el ejercicio del poder, lo que nadie descarta, o que algún día se muera, lo que es seguro. De lo que se trata es de averiguar qué pasará cuando Chávez falle y cómo manejará la sociedad venezolana ese vacío.
Cuando Chávez muera, los venezolanos tendrán que hacerse la más obvia de las preguntas: ¿dónde está mi dinero? Porque no hubo otro país de América Latina que recibiera tanto. Si Venezuela hubiera conservado razonablemente lo que la fortuna le trajo en esta bonanza petrolera, sin milagros ni exageraciones, sería el país más rico del continente. Y a fe que no lo es.
Después de los doce años en los que pasaron por las manos del paracaidista más de un billón doscientos mil millones de dólares, leído que sea literalmente y sin figuraciones ni metáforas ni hipérboles, Venezuela dejó perder toda la infraestructura que tenía y no construyó alguna nueva; se ha endeudado hasta los tuétanos; ha destruido su industria y su producción agropecuaria; volvió pedazos a PDVSA, arrasó con todo el talento humano que la servía y le hizo perder, al menos, un millón de barriles diarios de producción; porque nunca la mantuvo, ni la acrecentó, se le esfumó la producción de energía; perdió el crédito internacional y no ha entrado en "default" porque los altos precios del petróleo le ayudan a tal cual malabar evasivo; tiene la inflación más alta del mundo y los peores sistemas de salud del Continente. Tanto, que cuando el Camarada se siente mal, o muy mal, busca cura en Cuba, el país más miserable de América.
A los venezolanos no les han dejado mirar estas tozudas realidades. Si Chávez muere, o se va, o queda postrado, quedarán a la intemperie las corruptelas gigantescas que explican buena parte del desastre. Y se sabrá el valor real de los regalos que el pueblo venezolano le ha entregado por la mano providente del Presidente a todos sus socios del Socialismo del Siglo XXI. Y quedarán a la vista los costos fabulosos de las confiscaciones o expropiaciones o tomas de la propiedad privada, nacional o extranjera. Y no habrá manera de ocultar el precio que se ha pagado por la ineptitud sin orillas de la más mediocre burocracia que nunca trató de administrar una Nación.
Si Chávez muere, el pueblo venezolano tendrá que enfrentar el problema de los centenares de miles de predicadores cubanos de marxismo que lo invaden, y que no saben hacer cosa de provecho. Si lo supieran, hace rato que lo hicieran en Cuba.
Si Chávez muere, no quedará duda de la influencia nefasta que el narcotráfico tiene en la sociedad venezolana. Los escandalosos índices de inseguridad que matan a la gente del que fuera hace poco país tranquilo, están ligados a las mafias que transportan y venden las trescientas toneladas métricas de cocaína que anualmente las alimentan y conservan.
Si Chávez muere, no quedará quién siga ocultando el alcance de los juegos peligrosos, extremadamente peligrosos, que ha entablado el Dictador con Irán, con Libia, con la Eta y con las Farc. Los gringos siempre son lentos y suelen ser ingenuos. Pero cuando descubren que se los maltrata, rara vez son piadosos.
Si Chávez muere, Venezuela tendrá que enfrentar el problema de desmontar una autocracia. Reestructurar un poder judicial que no conoció por años sino voces de mando; crear organismos de control, independientes y respetables; darle vía a un Congreso deliberante y plural; conformar una administración ilustrada y seria, sobre las ruinas que dejó el capricho, es tarea de titanes. Y fundar partidos sólidos, darle espacio a un periodismo libre, educar un ciudadano honrado y ecuánime, es una misión colosal.
Si Chávez muere, Venezuela tendrá que hacerse cargo de su verdad y su destino. Ya es mucha ganancia.