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domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Tienes miedo?

Durante años he estudiado los motivadores de quienes se van o quieren hacerlo

LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL
domingo 12 de septiembre de 2010 12:00 AM

Claro que sí. Cualquiera lo puede ver e incluso oler por todas partes. No lo tomes como una crítica. Yo tengo tanto o más miedo que tú. Pero hay un par de cosas que debes saber.

El filósofo José Antonio Marina dice que no hay especie más miedosa que la humana. Para él, la razón fundamental está en nuestra inteligencia. Esa que nos libera y a la vez nos entrampa. Nos permite anticipar lo que va a pasar, pero a su vez provoca muchas veces una patología de anticipación de cosas horribles que nos aterrorizan con lo que creemos que va a pasar, sea real o irreal.

Es fácil entender entonces por qué los políticos se aprovechan de esto. Cuando las personas tienen miedo (y se dejan dominar por él) suelen estar más dispuestas a hacer lo que quien los atemoriza les diga que hagan. Intentan liberarse de la ansiedad y la amenaza que les produce. Como dice Marina: "quien puede suscitar miedo se apropia, hasta cierto punto, de la voluntad de la víctima".

Los políticos han utilizado esto históricamente. Conspiraciones, enemigos poderosos, amenazas reales y ficticias. Después de todo, cuando una sociedad siente miedo, desea tener un "big brother" que la defienda y está dispuesta a cambiar libertad por seguridad. Las acciones contra la sociedad y sus símbolos (confiscaciones, expropiaciones, encarcelamiento, ataque a la Iglesia) y las amenazas de perder un beneficio o recompensa (empleo, becas, subsidios, divisas, permisos), suelen ser las favoritas para controlar a las masas a través del miedo.

Como plantea Jankélévitch, referido en "La Antología del Miedo", el miedo es, como la mentira, una tentación a la facilidad. ¿Por qué voy a esforzarme si es tan fácil claudicar? ¿Por qué decir la verdad si la mentira me ayuda en lo que quiero?

Bueno, al menos ya sabes que no estás chorreado tú solo, aunque mal de muchos consuelo de tontos. Pero la segunda cosa es la que me motiva a escribir sobre esto. La mayoría de los autores coincide en que ser valiente no significa no tener miedo, sino tenerlo y actuar "como se debe" a pesar de él.

Si bien es cierto que muchos reaccionan al miedo igual que cualquier otro animal: huida, ataque, inmovilidad o sumisión, la mayoría de las personas quieren hacer algo distinto. Marina lo explica así: "El ser humano quiere vivir por encima de su miedo. Sabe que no puede eliminarlo, pero quiere actuar a pesar de él".

Estas acciones heroicas del ser humano frente a sus miedos no se dan exclusivamente en las grandes batallas o las rebeliones. El valor tiene dos componentes: atacar y resistir. Ambos son un dolor de cabeza para el "Coco". Como plantea Marina, estamos frente a un giro Copernicano: al principio bueno era lo que hacía el valiente, mientras que ahora, es valiente quien hace lo bueno. Lo bueno no la hacen solo los fuertes, los guerreros, los furiosos, sino especialmente la gente común "cuando las dificultades y el esfuerzo requerido no les impide emprender algo justo y valioso, ni les hace abandonar el propósito a mitad del camino. Actúan a pesar de la dificultad y guiándose por la justicia, que es el último criterio de la valentía".

Durante años he estudiado los motivadores de quienes se van o quieren hacerlo. Cómo no estar de acuerdo con la idea de proteger a tu familia de un secuestrador o de un tiro perdido o buscar mejores oportunidades de educación y vida. Respeto esas decisiones y no estoy lejos de sus tormentos. Pero luego de conversar con un gran maestro que me retó a hacerlo, me di cuenta que era hora de analizar también a esos héroes que han decidido voluntariamente quedarse aquí, enfrentar las dificultades, crear valor y ver oportunidades donde otros solo ven riesgos. De esas personas, mimetizados en la vida de todos los que aquí trabajan, aman y temen, quiero hablar en el futuro.

luisvicenteleon@gmail.com.